Los incendios afectan a poblaciones, a la infraestructura humana y a la calidad del agua
- Calidad del agua. Los incendios llevan cenizas a las aguas superficiales que pierden calidad. Por ello, se dificulta su potabilización, pero también afecta a las especies acuáticas. Tras el fuego, los lagos San Roque y Los Molinos de Córdoba sufren floraciones de algunas bacterias peligrosas para la salud y agravan la problemática de eutroficación.
- Economías regionales. Los incendios atentan contra los modos de vida de las personas que viven de y en esos ecosistemas. En el Delta las quemas impactan directamente sobre la pesca y la apicultura al destruir el hábitat de peces y la flora apícola. Las actividades turísticas también son perjudicadas, al degradarse los paisajes.
- Pérdida de infraestructura. Los incendios de vegetación llegan con más frecuencia a zonas con infraestructura humana. Por este motivo, hay un mayor riesgo de vida para los habitantes y los bomberos.
- Impacto ecológico. Los incendios forman parte de los ecosistemas, pero el aumento en su frecuencia e intensidad provocado por el ser humano no permite la recuperación del paisaje. Como consecuencias se reemplazan áreas boscosas por arbustales o pastizales y cambia el hábitat para la fauna local.
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